La semana pasada terminé por fin Antifrágil. Un libro super interesante de Nassim Taleb. Las lecturas de Taleb son droga dura, te tiene que gustar como escribe, mucha ironía, y muchas pullas a determinados colectivos, como estados, sistema económico, señores con chaqueta, sociedad actual en general, etc.
Os voy a comentar brevemente cuál es el proceso que he seguido para leer este libro.
- lo voy leyendo a ratos, y subrayando.
- Una vez terminado. Voy leyendo lo subrayado y pasándolo a mano a notas.
- De lo pasado a notas, saco algún episodio
Creo que no puede haber mejor forma de empaparme de una lectura.
En el pasado os hablé de procrastinar. Ep 456.
Pero en una semana de entrenamiento, es decir, no fijándonos en el término en sí.
La cuestión es que en cualquier libro sobre hábitos o cualquier experto o persona que hable sobre ser eficiente y hacer cosas, se va a tratar el tema de procrastinar como algo negativo, algo a evitar.
¿Qué es procrastinar?
Wikipedia: es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables por miedo o pereza a afrontarlas.
El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se autojustifica posponerlo a un futuro, pasando a realizar otra tarea, casi con total seguridad más placentera para nosotros.
Visto así podríamos pensar que procrastinar es un hábito negativo usado cuando hay que realizar un trabajo que no nos gusta, un entreno duro o con mal tiempo, estudiar para una oposición, lavar la bici… en definitiva algo para lo cual no estamos especialmente motivados en ese preciso momento o en ningún momento.
Bien Taleb le da una vuelta a este concepto.
Según él, la “no acción” no está bien vista, y menos aún bien recompensada, es más difícil elogiar a un cirujano que ha dejado de operar (y el paciente se ha recuperado) que a un cirujano que ha operado (y el paciente se ha recuperado). Taleb habla mucho de dejar que “la naturaleza” siga su curso en la mayoría de los casos, de ahí que es muy partidario de la “no acción”.
En nuestro caso esa “no acción” sería no entrenar un día por fatiga, o eliminar algún ejercicio potencialmente lesivo, por poner un par de ejemplos.
En Antifrágil, Taleb expone una visión de la procrastinación peculiar, para él es un filtro natural muy potente, la usa como regulador de lo que según él tiene que escribir o no tiene que escribir, es decir, su voluntad se rige por la procrastinación.
Expone de ejemplos de que a nivel médico incluso protege del error, ya que para Taleb (y lo expone con datos) se dan más casos de errores médicos por exceso de intervención de estos que por defecto, ya que no se deja al cuerpo a actuar.
Por tanto si te duele un poco la cabeza y procrastinas el momento de ir al médico, es un buen indicador de que el cuerpo puede actuar y poner remedio a ello. Ahora bien, si te has cortado medio brazo, no vas a procrastinar ni un segundo el irte a urgencias, sino te has desmayado antes.
El párrafo anterior si no habéis leído a Taleb, es complicado de entender, ya que el habla en su obra muchísimo de reglas heurísticas y de dejar hacer a la naturaleza. En el caso anterior una regla heurística o básica, sería fiarnos de nuestra capacidad de procrastinar.
La procrastinación debería de ser usada como un mensaje, si falta fuerza de voluntad para hacer algo, no hacerlo. Si nos falta fuerza de voluntad para ir al trabajo, según Taleb, es un indicador de que hay que buscar otro, hay que luchar por estar donde no tengamos que luchar contra nuestros impulsos.
El que procrastina no es irracional, lo irracional es su entorno.
Aterrizando todo esto a nuestro mundillo y buscándole una aplicación práctica más allá de si no tenemos ganas de ir a currar quedarnos en casa, podemos pensar en que procrastinar un entreno cuando nuestro cuerpo o mente nos lo pida, puede ser un buen indicador.
Ahora bien, en el año 2022, cuando tenemos mil y una actividades más placenteras que hacer un 6×1000, ¿somos capaces de determinar eso? ¿O nos vamos a llevar a un autoengaño constante para no hacer aquello que debemos?
Quizá no sólo debemos pensar en el plano físico, yo mismo he procrastinado estando fresco físicamente una salida de fondo en solitario un sábado hasta el punto de no hacerla, en cambio cuando sabía que tenía la grupeta y que iba a haber guerra, he sido el primero en estar, aún estando más quemado que la pipa de un indio.
Me gusta el concepto que subyace a toda esta lectura de escuchar lo que nos dice el cuerpo, para aquellos días que estamos muy fatigados, o que tenemos una molestia, incluso aquellos días que mentalmente no nos apetece hacer nada, pero debemos de andar con ojo de no autosabotearnos, puesto que ese placer que podemos obtener a corto plazo (ver una peli calentito en lugar de hacer un entreno con lluvia) puede no compensar el placer a largo plazo (hacer un buen papel en la prueba que estamos preparando meses).