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En el episodio 561 de HF Daily te hablo de deshidratación y su efecto en el rendimiento
Hoy es miércoles 17 de junio de 2020.
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Clases 3 y 4.
Siempre que hablamos de hidratación en el deporte hablamos de tomar tal cantidad de agua o isotónico, para cubrir esas necesidades.
La teoría de beber cuando tengas sed pocas veces se usa en el deporte.
Incluso nos pesamos antes y después de un entreno, asumiendo según la literatura que más de un 2% de pérdida de peso corporal indica una deshidratación que afecta al rendimiento.
En el artículo de IEG, se resume una revisión que contesta a esta pregunta:
¿Los atletas de resistencia tienen un mejor rendimiento cuando beben tanto como quieren, o cuando siguen un protocolo de hidratación planificado previamente cuyo objetivo sea minimizar la pérdida de fluidos?.
Dos investigadores, Goulet y Hoffman aglutinaron en su revisión 8 estudios. Los cuales sumaban un total de 82 deportistas (corredores y ciclistas) y la duración de las pruebas era de entre 1h y 2h.
Ya nos estamos dejando fuera la larga distancia.
Parece ser que no hay diferencias entre una estrategia planificada de hidratación y una estrategia “ad libitum”, es decir, beber cuando te venga en gana. Cuanta más gente tenía el estudio menos diferencia había entre ambas estrategias, es decir, al final como el resultado es la media, se anulaban unos resultados con otros. En estudios con menos gente si había diferencias tanto a favor de una estrategia como de otra, en esos casos los resultados no tendían a anularse.
Lo hemos hablado en muchas ocasiones n=1, qué sucede si somos uno de los que se sale de la media.
Los autores apuntan a varios inconvenientes de dejar que nuestro organismos nos guíe:
- con el paso del tiempo el mecanismo de la sed parece que se ve afectado.
- las hormonas que regulan la sed funcionan de forma diferente en función de la temperatura (quizá porque la temperatura afecta)
- molestias estomacales pueden afectar a esa sensación de sed.
Luego hay otro factores que también pueden afectar a estos consejos.
Se me ocurren varios.
- a un deportista que a estado años entrenando la hidratación, se le puede decir que se hidrate ad libitum, a un inexperto no.
- Cuando vas tensando mucho, lo último que te apetece es soltar el manillar y coger agua, o coger un vaso de un avituallamiento. Por tanto la intensidad afecta a la hora de decidir hidratarnos.
- en pruebas de gran fondo, donde hay que preocuparse de muchos detalles, imaginar un Ironman, es posible que beber se nos olvide. No es lo mismo una disminución de rendimiento en los últimos 10’ de una prueba de 1h30’ que en un Ironman de 10h, como en la hora 5 vayamos deshidratados o desnutridos la hecatombe puede ser monumental.